Siglo XIX

Semana Santa A lo largo del siglo XIX una serie de circunstancias políticas inciden directamente en la celebración de la Semana Santa, llegando a suspenderse los desfiles en varias ocasiones: unas veces debido a la presencia francesa y a acontecimientos derivados de la guerra de la independencia (1808-1814); otras, motivadas por las inconveniencias que en la Orden de San Juan estaban produciendo los procesos desamortizadores; los acontecimientos del Sexenio Revolucionario y la promulgación de la.primera República...., en cualquier caso lo que hemos podido comprobar es la buena disposición del Concejo en todo este siglo a colaborar y disponer de los fondos previstos para la organización de los actos de la Semana Santa que le competían.

Hacia la segunda mitad del siglo XIX se advierten nuevas tendencias en la configuración externa de las Cofradías pasionales. Estamos ya en la época del Romanticismo, que con su exaltación de lo popular y genuino resaltan el valor ornamental y de boato de las imágenes. Al mismo tiempo, en Archena y, debido a la importante presencia comercial del Balneario, la Semana Santa comienza a concebirse desde un punto de vista utilitario y comercial: los desfiles procesionales y otras representaciones atraían a los bañistas y así se hacía constar en la publicidad durante estos días festivos.

A finales de este siglo en los salones del Casino del Balneario y en sus jardines se realizaban galas benéficas para obtener fondos que eran utilizados tanto para la atención de obras de caridad como para cubrir determinados gastos de las Cofradías de Semana Santa. En especial se destacaban las galas preparadas por las esposas de algunos políticos del momento y eran muy concurridas las promovidas por las "Hijas de María".

A lo largo del primer tercio del siglo XX todavía encontramos este tipo de veladas que consistían casi siempre en la actuación de algunos cantantes de moda, en especial líricos, así como en la representación de obras de teatro. En ocasiones los actores eran aficionados archeneros que preparaban alguna obra para su representación en el salón Carrillo, después Cine Iniesta - hoy centro cultural- y en el desaparecido cine-teatro Viciana de la calle Francisco Caravaca de las que tenemos suficientes testimonios.

En este siglo se producen los grandes cambios en nuestra Semana Santa. Se consolida el número de procesiones (Domingo de Ramos, Jueves Santo, Viernes Santo por la mañana y por la noche) y se le añade la de Domingo de Resurrección que hasta ese momento únicamente consistía en una celebración religiosa. En esta procesión se utiliza la pólvora -empleada por los ciudadanos en sus celebraciones y muchas veces prohibida- y se disparan castillos...al final de la procesión, en el encuentro glorioso. La madrugada -después de la misa de gloria— se convertía en Archena en un problema de orden público ya que la tradición consistía en arrojar por las ventanas todo tipo de objetos y agua contra los viandantes...y las autoridades tenían que estar promulgando bandos, atemperando los efectos de esta vieja tradición.

A finales de esta centuria se produce un cambio en la organización de las Cofradías. Aparece la conocida hoy como Cruz de los Espejos, bajo el nombre de Cruz de la Redención. Se trataba de una gran Cruz de madera que era utilizada como Cruz de Guía y abría todas las procesiones acompañada de nazarenos con túnica blanca de cola, siendo los únicos que desfilaban con este tipo de túnica.

San Juan También, en el último tercio de este siglo XIX se debió crear la Cofradía de San Juan Evangelista puesto que hemos encontrado testimonios de que procesionaba la imagen de San Juan acompañada de nazarenos con túnicas verdes. Las únicas Cofradías que no disponían de nazarenos era la del Santísimo Crucificado que iba acompañada de penitentes y la Dolorosa, acompañada por "las Hijas de María", con traje negro y algunas con toquillas blancas.

Uno de los elementos esenciales en este siglo en la nueva organización de las procesiones era la presencia de la música. Archena tenía que recurrir a contratar los servicios de pequeñas bandas de otros pueblos, hasta que un grupo entusiasta creó la primera banda que actúo por primera vez en 1860, redactándose en 1880 un reglamento de la misma que fue aprobado por la corporación municipal, pasando a denominarse Banda de música municipal. Con altibajos, con algunas polémicas ausencias, con periodos difíciles que casi provocaron su disolución, pero la presencia de la Banda municipal siempre era y sigue siendo uno de los alicientes de las procesiones.

En el último cuarto de siglo aparece la centuria romana, conocida desde entonces como "los armaos". Sabemos que antes de su constitución se contrataba los servicios de alguna centuria del Valle de Ricote. Al principio los "armaos" solo eran un tercio de soldados, más parecidos a los tercios de Flandes que a los romanos de la época de Jesucristo, con grandes penachos de plumas y otro tipo de ropas. A finales de siglo comenzaron a organizar un grupo de tambores y cornetas. Era la gran atracción de la Semana Santa, siendo muy apreciada su forma marcial de desfilar y, de manera particular, se les admiraba en la realización de "los puntos" en la procesión de Viernes Santo por la mañana en las estaciones del Vía crucis. También hemos de destacar la forma en la que custodiaban el Monumento, por parejas y turnándose durante todo el tiempo de exposición del Santísimo. Tenían los "armaos" la costumbre, una vez acabada la procesión de Viernes Santo, de acudir en formación al cementerio para honrar a los "armaos" fallecidos. También era muy celebrado el desfile inicial que efectuaban en perfecta formación desde el puente hasta la iglesia, antes del comienzo de las procesiones, siendo la señal del inicio de las mismas recreándose con magníficos redobles.

Autor: Manuel Enrique Medina Tornero.

Publicado en: "Pregón de Semana Santa Archena 2007"